«Vivir en Vigo era mi sueño desde hacía mucho tiempo»
Mari Hashimoto llegó a Cádiz hace más de 20 años. Lleva cuatro en Vigo y recoge en un libro recetas de Japón y su experiencia en la ciudad
vigo / la voz, 20 de abril de 2016. Actualizado a las 12:37 h. 1
Mari Hashimoto nació cerca de Osaka. Llegó a
España hace más de 20 años y lleva cuatro en Vigo, donde es la clases de
japonés en la Escuela Oficial de Idiomas, que celebra una semana dedicada a su
país y hasta mañana alberga actividades relacionadas con su cultura. Pero a
Mari le apasiona también la cultura gallega y ha volcado en su libro Iwashi,
editado por Cumio e ilustrado por María Jesús Pirallo, su experiencia y
recuerdos. En su primera obra hay también recetas de cocina japonesa y toques
de humor: «Mi vecina piensa que en Japón se habla en chino, aún sabiendo que yo
enseño japonés. Cada vez que nos encontramos en el ascensor me dice ?ni hao?,
luego se disculpa diciendo que es la única palabra que sabe en chino (yo
también) y empieza a hablar en gallego. Calculo que entendemos más o menos el
10 % de lo que hablamos. Deduzco, por lo que me comentó la última vez, que
piensa que me encanta comer perro e insectos fritos».
-¿Por qué se trasladó a
Vigo?
-Fue por motivos laborales. Yo trabajaba en la
Universidad de Cádiz, pero me surgió la oportunidad de trabajar en la Escuela
de Idiomas. Ya conocía Vigo, me gustaba mucho y tenía ganas de vivir aquí, así
que me vine. Para mí, poder estar aquí es un sueño. Ya lo había intentado antes
pero en aquella ocasión no pudo ser por diversas circunstancias.
-¿Cómo resultó
finalmente el cambio?
-Cuando llegué no entendía nada, porque yo hablo
español con acento andaluz-japonés y muy rápido. Lo aprendí en Cádiz, donde viví
20 años. Me fui allí de joven porque me encantaba España y el idioma. Elegí
Cádiz para aprenderlo, que quizás no es muy propio, pero me lo pasé muy bien.
-¿Ya se quedó allí?
-No. Conocí a un español, volví con él a Japón,
nos casamos, trabajamos allí siete años y luego decidimos regresar a España con
nuestros dos hijos. De mi marido me divorcié hace unos años.
-¿Echa de menos su país?
-No. Estoy súper contenta aquí. Espero que
Galicia sea mi última tierra. Galicia se parece mucho a Japón, en el clima, el
paisaje y la gente es muy educada. Estoy muy a gusto. El año pasado se vino a
vivir aquí mi hija, que creció en Cádiz. Al principio decía: ¡Qué sitio más
feo, llueve todos los días ! Yo no me podía imaginar que hubiese alguien a
quien no le gustase Vigo ¡y encima mi hija! Pero al final se ha adaptado y
quiere quedarse.
-¿El carácter gallego le
recuerda al japonés?
-Si lo comparo con el de los andaluces, sí
(risas). Los japoneses somos muy serios y puntuales, mantenemos mucho respeto
entre nosotros y siempre pensamos en el grupo, no en el individuo.
-¿A usted no le gustaba
tanta seriedad?
-La seriedad, sí. Y la cultura es preciosa, pero
vivir en Japón es muy estresante. Mucho trabajo, mucho estudio, siempre detrás
de una meta... Es una vida en la que no tienes tiempo para disfrutar. Si para
los españoles el refrán «El tiempo es oro» significa que no hay que perder la
oportunidad de disfrutarlo, para los japoneses quiere decir que hay que
aprovechar el tiempo trabajando.
-¿Mari es un nombre
japonés?
-Sí. Mucha gente me pregunta cuál es mi nombre
verdadero pensando que me puse este en España. Pero Mari no solo es un nombre
japonés sino que es muy común. Significa verdad. Y yo venga a decir la verdad y
nadie me cree (risas).
-¿Qué es lo que le
atrapa de Vigo?
-El paisaje, que en realidad es lo que echo de
menos de Japón. La comida japonesa la puedo comprar pero este paisaje tan bello
no es fácil de encontrar. Me gusta la vegetación, las montañas no muy altas,
los árboles de hoja caduca y la lluvia.
-¿La lluvia?
-Me encanta y en Andalucía llueve tres veces al
año. En japonés hay muchas palabras para referirse a la lluvia, como en Galicia
-¿Cómo surgió la idea de
hacer el libro?
-Es algo que siempre quise hacer. Cuento
anécdotas que me han pasado, leyendas tradicionales del Japón y añado más de 30
recetas. Me gusta cocinar y ya en Cádiz daba cursos de cocina. Es un tipo de
cocina muy fácil de hacer porque es sencilla y su calidad se basa en los
ingredientes. Pero también me gusta la comida española.
-¿Ha notado un crecimiento
del interés de los vigueses por el idioma japonés?
-Sí, siempre ha ido aumentando desde que yo
llegué. Había 90 y ahora 256.
-¿Se puede aprender
rápido?
-Para los españoles es fácil de pronunciar
porque la fonética es parecida. Lo difícil es aprender a escribirlo, pero para
defenderse un poco es sencillo.
-¿Qué significa el
título de su libro, Iwashi?
-Significa sardina. Se lo puse por una historia
sobre la escritora Murasaki Shikibu. Pertenecía a la nobleza y le encantaba
comer sardinas, pero en aquella época los aristócratas lo consideraban un
pescado de clase baja y su marido al criticaba. Ella lo defendió escribiendo
una poesía en la que decía que era algo bueno y que las cosas buenas, son
buenas para todo el mundo.
Carácter. A pesar de que adora el carácter español, Mari
Hashimoto no olvida el espíritu japonés, que le recuerda que «hay que
sacrificar el presente para obtener un buen resultado en el futuro».
Formación. Durante sus años en Cádiz se esforzó por lograr
sus objetivos y a la diplomatura en Literatura que traía de Japón añadió la
licenciatura de Filosofía, pero también aprendió «que hay otra manera de
vivir».